Cultura Sneakerhead: cómo el calzado deportivo se transformó en un estilo urbano de lujo en la vestimenta

El calzado deportivo ya no es solo para hacer ejercicio, también se usa para mostrar: estilo comodidad tendencia 

La Cultura Sneakerhead transformó el calzado deportivo  en un estilo urbano de lujo. Inició con la fiebre por la National Basketball Association (Asociación Nacional de Baloncesto de Estados Unidos, NBA por sus siglas en inglés) en los 90’s y hoy es calzado predilecto de millones de personas, incluso para poner los tenis en una vitrina y admirarlas como un objeto de culto.

El auge es tan grande que hasta existen empresas que se aprovechan de esa fiebre para crear falsificaciones de las versiones auténticas y venderlas a precios reducidos.

En los libros de historia se dice que en la industria del calzado existió una revolución en 1883 con una máquina inventada por Jan Matzeliger, que aumentó la producción de zapatos de 50 pares a 700. Pero el 1° de abril de 1985 hubo una revolución más grande, y no en términos de producción, sino culturales.

Un muchacho estadounidense de 22 años, de 1,98 metros de altura, con un corte rapado, que venía de la Universidad de Carolina del Norte y que brincaba de forma sobrehumana, calzó en un juego de baloncesto un par de tenis blancos con rojo y negro que tenían una estructura que cubría por completo su talón. La marca que los diseñó esperaba vender 100 000 pares en su primer año de lanzamiento. Terminó vendiendo 1,5 millones en sus primeras seis semanas. Ese fue el nacimiento de la cultura sneakerhead, de la pasión y la locura por engalanar los pies con ciertos tenis en específico. El resto es historia.

Para muchos el calzado es un accesorio de vestimenta que se utiliza para darle protección y comodidad al pie. Para otros, representa una inyección de dopamina para sus oufits o estilos de atuendo, o incluso la nostalgia de tener los tenis que vestía su ídolo de la infancia. Desde entonces, comprar tenis va más allá de querer hacer ejercicio, son un lujo para distinguirse; estar a la moda, imponer respeto, y lo más importante, fresearlos en la calle.

Costa Rica no se escapa de esta fiebre por coleccionar zapatillas deportivas. El mismo muchacho que jugaba para los Chicago Bulls hizo que, a base de desafiar las leyes de la física, sus saltos con la lengua fuera, sus seis anillos de campeón y con su buen juego en el campo, muchas personas comenzaran a admirarlo y que el baloncesto fuese agarrando popularidad. 

En los 90’s la NBA ganó popularidad gigantesca. Eso fue lo que la marca deportiva Nike aprovechó para fichar al muchacho de Carolina del Norte y tener un éxito enorme en ventas. Luego otras marcas copiaron ese modelo de negocios y comenzaron a patrocinar atletas. Reebok lo hizo con Allen Iverson, base que tuvo su prime (apogeo) deportivo jugando para los 76ers (jugó para ellos de 1996 al 2006), con el modelo de Reebok Question lanzado a la venta en 1996. 

Normalmente, las personas no utilizan licras de ciclismo si no son ciclistas, pero estos estilos de tenis calaron tan profundo en la cultura occidental, que incluso quienes no jugaban basket se sentían legitimados para usar tenis de baloncesto, aunque no se supiera picar un balón o llegar la bola al aro, nadie le criticará.

“Desde los 12 años que comencé a jugar basket entré a la cultura por coleccionar, que tal vez antes era soñar con tener los tenis más fresas de la época. Mis papás no podían darme lujos y desde que trabajé en 1995 me juré tener los mejores tenis del mundo”, señala Fernando Baltodano, coleccionista de tenis de baloncesto. Este vecino de Ipís de Goicochea tiene 45 años y fue influenciado por el escolta de los Bulls quien ganó seis campeonatos de la NBA en los 90’s. Como sus padres no podían darle lujos en esa época, desde que trabaja mata la fiebre coleccionando lo que siempre quiso de niño.

“Yo solo uso tenis de baloncesto y no juego ese deporte. Soy una persona de 1.84 m y no les doy esa muerte ahora (…) he jugado, claro, pero ya no tengo tiempo para usarlos en esa disciplina y los uso más que todo para fresear y robar miradas donde ando”, añadió Baltodano, quien ve los tenis de basket como para vestir de forma casual y no, obligatoriamente, para hacer deporte. Su primer par fueron unos Reebok Preacher, modelo que popularizó el pívot Shaquille O’Neal.

Colección de tenis de Fernando Baltodano. Fuente: @fersultana2 en TikTok.

Mismo caso ocurrió con Fernando Rodríguez de 44 años. Este vecino de Cartago asegura que colecciona tenis porque en los 90’s los costarricenses solo los podían conseguir en la frontera con Panamá o sí se tenía alguien conocido que fuese a Estados Unidos y que se las trajeran de allá. Pero con el tiempo las marcas han vuelto a fabricar los tenis de esa época, que ahora son más fáciles de comprar vía internet y eso le ha traído tanta nostalgia que le ha dado el impulso necesario para convertirse en coleccionista. 

72 zapatos para dos pies

Fernando Rodríguez tiene una colección de 36 pares de tenis que ha ido consiguiendo en los últimos 10 años. Compra los modelos que más le interesan y gustan, siempre buscando el mejor precio. Para ello, a pesar de que en Costa Rica hay tiendas físicas, como Shoe Lab, Kicks, PLX y Cachos, donde venden los modelos de su interés, prefiere las tiendas en línea como las oficiales de Nike y Adidas donde venden al precio de lanzamiento, u otras donde comercializan tenis en reventa como Sneakers & Apparel at Sneakersnstuff (SNS), Ebay, GOAT, END o Social Status, que son tiendas virtuales donde se pueden comprar infinidad de pares, dado que en ellas se comercializan tenis nuevos y usados. Rodríguez tiene un casillero en Miami, Florida, Estados Unidos, donde le hacen la entrega y después se los envían directamente a Costa Rica. 

Sus modelos favoritos son los del muchacho que llevó a los Bulls a la cima, específicamente, los Air Jordan 3 y los Air Jordan 5. Algunas razones por las que los compra es por la “nostalgia, la funcionalidad, los colores que tiene y como se ven puestos”. El impacto de aquel jugador que mide 1.98, ídolo de los 90’s, es tan grande que hasta el día de hoy existen 37 versiones diferentes de Air Jordan, porque Nike lanza un nuevo diseño cada año, y eso sin contar los distintos colores por modelo, las ediciones limitadas, las colaboraciones y las reediciones.

Fernando Baltodano, tiene una colección más pequeña. En su momento llegó a tener más de 100 pares, pero tuvo que vender algunos porque perdió su empleo. Ahora tiene 12 tenis de baloncesto, con planes de seguir acumulando más. Su método de compra es en las tiendas físicas oficiales, también utiliza el trade o canje con otros sneakerheads que contacta en grupos de Facebook, donde cambia un par por otro, y si uno es de mayor valor, se utiliza un vuelto a favor de la persona que tiene el par más caro. 

Según Baltodano, los pares más caros en las tiendas en Costa Rica pueden valer entre ₡160 000 a ₡200 000. Comprarlos en tiendas en línea puede costar unos $220 (₡115 000 aproximadamente y al tipo de cambio actual) y a eso hay que sumarle los impuestos a pagar para traerlas al país, y todo ello aumenta el valor original de venta. Él asegura que sí son de su gusto los compra de una vez (especialmente los modelos antiguos de Reebok y, para sorpresa de nadie, de Jordan), pero sí se pasa del precio, se espera a que este se reduzca o a que haya un relanzamiento. 

Ya sea que se compren en línea o en físico, el coleccionismo de tenis no es barato. En Costa Rica, un país donde el salario mínimo para ocupaciones no calificadas es de ₡359 000, comprar un zapato que no se va a usar para lo que fue creado (para hacer deporte) no un producto de primera necesidad pero en la cultura sneakerhead no se escatima en precios y se paga lo que sea por él. 

La locura de las Air Jordan 3 “Rio” de J. Balvin

Dentro del universo de la cultura sneakerhead, algunos de los tenis más valorados son los que se hacen con una celebridad, como las uniones de ideas que se han realizado con Jordan y J. Balvin. 

Las colaboraciones las realizan las marcas de tenis para atraer a mayor público de todas las edades, tratan de persuadir a los compradores con el enganche de que su artista favorito fue parte del diseño de unos tenis y los está promocionando, así como también apela a los fans del modelo original. 

En este caso, se unen dos fanaticadas inmensas: el fandom del mítico jugador de los Bulls y del tercer modelo de tenis que sacó con Nike en 1988, cuando obtuvo el premio al jugador más valorado de la temporada (MVP) y el de mejor defensor del año. Y la oleada de fans de J. Balvin, artista de reggaetón colombiano que tiene docenas de hits en su repertorio y más de 50 millones de seguidores en Instagram

A esto hay que sumarle que los tenis de colaboraciones con artistas vienen en cantidades limitadas y con nulas posibilidades de que haya un relanzamiento. Eso hace que a los coleccionistas les dé miedo pasarse la oportunidad de tener ese par en sus repisas. Incluso hay personas que solamente las compran para revenderlas más caras en el futuro. 

En Costa Rica, una tienda que se llama Patrimonio, ubicada en Barrio Escalante, las vendía el 22 de mayo con modalidad de entrega inmediata a ₡159 900, con ciertas reglas: solo se vendía un par por persona y con la talla real del cliente (para evitar reventas) y había que hacer fila desde antes de las 4:00 p.m. para ir pasando en orden de llegada, fieles a su lema: first come, first serve, que significa que el que llega primero tiene prioridad en la atención y compra. 

Para muchas personas, este precio puede parecer elevado, más si se toma en cuenta que el costo de confeccionar zapatillas deportivas cuesta, aproximadamente, $20. Claro, para el precio de venta se toman otras variables, como el envío del país asiático donde se fabricaron a los Estados Unidos (donde está la bodega de la marca), el seguro de protección, los impuestos en cada una de las etapas, los pagos de salarios de las estrategias de mercadeo del producto y de distribución, y también hay que sumarle una de las más importantes de todas: el hype.

El hype es cuando algo está en boca de todos y produce una algarabía, felicidad y excitación tremenda, y las personas aguardan a la publicación del producto porque el tema está de moda y genera mucha expectativa. Ocurre mucho cuando una compañía anuncia que hará el lanzamiento o relanzamiento de un par de zapatos en especial o cuando una persona famosa utiliza algún modelo en particular que hace que las redes sociales estallen para hablar sobre ello.

Dependiendo del nivel de hype (popularidad) que tenga un calzado, se genera mucha demanda por él, lo que hace que el modelo se agote rápido y que en reventa el precio se dispare de una forma exagerada. 

También sí hay una historia detrás del zapato, su valor aumenta, por esa narrativa que lo hace especial entre la comunidad. Uno de esos pares son los Jordan 12 negro con rojo, súper populares por ser los utilizados por el basquetbolista durante el juego 5 de las finales de la NBA de 1997. En ese partido, a Michael Jordan le dieron, un día antes del encuentro, una pizza en su hotel que estaba “envenenada” y que lo enfermó del estómago. A pesar de ello, fiel a su estilo jugó un enorme partido anotando 38 puntos y luego ganaron el juego 6 en casa para conseguir el título de la NBA ese año.

Las zapatillas deportivas originales utilizadas por Jordan en ese encuentro fueron subastadas en el 2013, se vendieron por $104 000 (₡51 232 480 aproximadamente, al tipo de cambio de ese año). 

Esa narrativa hace que los tenis, ese modelo en específico, tenga una connotación especial y así es como su precio va aumentando con el tiempo. Fernando Baltodano tiene un par de las Jordan 12 y asegura que, si le toca hacerlo, espera venderlo por un valor muy alto en el futuro.

“También tengo zapatos muy caros en el sentido de que, zapatos como ediciones especiales, esas rojas con negro que se llaman ‘flu game’, esos tenis están valorados ahorita en $300, ₡180 000, de esos $300, si yo las quisiera vender, me tienen que dar $400, porque ya ese zapato no lo vuelven a fabricar hasta dentro de 3 o 4 años. Y entre más tiempo pase, más valen, pero en el momento en que usted las pisa ya dejan de valer, porque ya están usadas”, añadió el vecino de Goicochea. 

En el coleccionismo de zapatillas deportivas hay ciertos códigos que determinan ese valor. Es como cuando se compra un vehículo y toca la acera, la plusvalía comienza a bajar. Lo mismo ocurre con los tenis, no es el mismo precio nuevas que usadas, a menos de que las haya pisado Michael Jordan en una pista de NBA. 

Santo Grial

Hay modelos de tenis que están en la cúspide de la pirámide simbólica por su diseño, historia o dificultad para obtenerlos.

Para Fernando Baltodano, el santo grial en la cultura sneakerhead se refiere a un modelo que de niño o joven siempre se quiso que tener en su colección “es ese par que siempre quisiste adquirir y que nunca tuviste, y que guarda un sabor de revancha. No importa el tiempo, y que se logró tener y fue tuyo”.

Para Fernando Rodríguez, los grails se definen por su antigüedad y dificultad para conseguirse. También critica que hay algunos pares populares que se definen como grails más por estatus que por gusto, como las Jordan 1 J. Balvin o las Nike Dunk “Ben and Jerry’s Chunky Dunky”.

 

No todo lo que brilla es oro: las imitaciones también hacen su juego

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Dicen que toda obra maestra tiene su copia barata y los tenis no son la excepción. 

Hubo una época en el que las diferencias entre un par de tenis falsos, paques, piratas o patito, con unos tenis auténticos eran súper fáciles de notar. Hoy hay “tenis fake” que pueden hasta engañar a expertos en propiedad intelectual.

Según el libro Knockoff del periodista económico Tim Phillips, que habla de la historia de la falsificación de sneakers, esta actividad tuvo su auge en la década de los 90’s, cuando las marcas de tenis movieron sus maquilas de confección a China, con empresas de ese país que operaban bajo la supervisión y licencia de la marca. 

Los fabricantes aprovechaban los conocimientos adquiridos trabajando para esas empresas como Nike, Puma, Adidas, Reebok y New Balance, y cuando perdían las licencias, seguían produciendo zapatillas casi idénticas a los de la marca, en contra de la voluntad de esta. 

Philips relata en su obra el caso específico de Horace Chang, que es un ejemplo que se extrapola a otros fabricantes chinos y que evidencia cómo funciona esta industria. En 1995 Chang obtuvo la primera licencia para producir tenis New Balance en China. Cuatro años más tarde, el permiso de Chang para crear tenis fue suspendido, porque su fábrica hizo más zapatos de los que se le había solicitado.

La empresa estadounidense le pidió al asiático que devolviera los moldes, etiquetas, insignias y materiales que le suministraron para que hiciera los tenis. Chang no los devolvió y siguió produciendo zapatillas de esa marca en contra de la voluntad de ellos, e incluso los exportaba a Alemania, Italia, Hong Kong y Taiwán. 

Esas prácticas se han mantenido y perfeccionado con el paso del tiempo. Existen páginas web y foros en Reedit (una red social donde se comparten foros de temas en específico), como Repsneakers, donde los replicadores se comunican con personas que les compran sus productos al por mayor. Estos les envían imágenes de zapatillas originales y los detalles que delatan a la copia, como etiquetas borrosas, anomalías en los cortes de las piezas de cuero o manchones en áreas de color, y los falsificadores, apenas se dan cuenta del desperfecto, lo corrigen para vender nuevas y mejoradas copias. Muy difíciles de notar a simple vista.

Antes la falsificación de zapatos era un negocio oscuro al que pocos podían acceder, pero hoy en día es tan fácil como googlear por un buen tiempo y se encontrará el sitio. Solo basta con tener internet, una tarjeta de crédito y un casillero en Miami para que después llegue a Costa Rica el producto falsificado. También se venden en sitios como DHGate, Alibaba o Ali Express

En Costa Rica hay muchas tiendas que compran al por mayor estas piezas en China y las revenden. La mayoría de estos negocios se encuentran fácilmente en Instagram, también en tiendas físicas en San José Centro, y tienen un común denominador: sus nombres combinan las palabras sports, wear, moda, style, lifestyle, etc. Casi nunca dan una dirección física de contacto (se presentan al público como “tienda online”) y ofrecen modelos famosos (como los Adidas Superstar o Nike Air Force 1) en combinaciones de color que no existen de forma auténtica o no se consiguen fácilmente en los distribuidores autorizados y a precios muchísimo más bajos de los que estos ofrecen. 

Para el coleccionista Fernando Rodríguez, una de las formas para prevenir el ser engañado con tenis fake es comprando en tiendas autorizadas: “la manera de saber si el tenis es real o no está en la confiabilidad de las tiendas. Ya con los años uno desarrolla cierto sentido para ver detalles y diferencias en los materiales, pero es más que todo eso, cuidarse comprando en tiendas autorizadas”, recalcó el diseñador.

Rodríguez señala que la industria de tenis pirata es un tema amplio y denso: “esa industria de pares fake es todo un submundo, en realidad no debería de existir aquí, las deberían de frenar en aduanas, pero ya se sabe que todo es un negocio”, resaltó el vecino de Cartago.

A las joyas hay que pulirlas para que no pierdan valor

“Lo que no se usa, se atrofia”. Esa frase, muy utilizada en el campo de la fisiología, también puede aplicarse para los sneakerheads. A pesar de que muchos coleccionistas compran pares para tenerlos guardados y su función se resume a la mera contemplación, otros no comparten esta visión y creen que, si se compra un par, es para usarlo, no para tenerlo almacenado.

Fernando Rodríguez considera que el tener los zapatos guardados más bien los daña. También resalta la importancia de quitarles el polvo de encima y el barro de las suelas después de cada uso. 

Ese mismo pensamiento es compartido por Fernando Baltodano. Incluso agrega que hay modelos específicos de tenis, sobre todo las de baloncesto, que tienen suela con tecnología de gel, que “si no tiene contacto con el piso, se seca y se despedaza. Hay otras que por falta de uso se le seca la goma que las une y se despegan”, agregó el coleccionista.

Existen productos especializados para darles un cuido necesario. Hay un spray que se le rocía al zapato y crea una capa hidrófoba invisible que lo protege de la lluvia y otros líquidos, hace que se resbalen del tenis y que no penetren ni ensucien la superficie.

También se venden kits de higiene que incluyen un cepillo y un paño para limpiarlos, así como una solución de limpieza que se mezcla con agua tibia para remover cualquier tipo de mancha o suciedad. 

Los sneakerheads no están solos: ¿Dónde se reúnen?

En Costa Rica existen grupos de Facebook que agrupan a coleccionistas de tenis. Uno de ellos es Sneakerheads CR, que concentra a 660 miembros y de donde se contactó a Baltodano y Rodríguez que explicaron sobre la cultura y su estilo de vida. En este espacio se venden, compran y cambian pares de tenis auténticos y funciona como un tipo de mercado virtual, donde se contacta a la persona que tiene el par del gusto de cliente, se negocia y se coordina el negocio. 

También existen eventos que aglutinan a los fiebres de las zapatillas. Uno de ellos es la convención conocida como “Tico Sneaker Day”, que convoca a los fans de los tenis, del streetwear (amantes de la ropa urbana), la música, el arte y la cultura. El año pasado fue nominado en la categoría de “Mejor Evento Latinoamericano” en los “Sneaker Game Awards” en México.

La cultura de los coleccionistas alcanza a todo el mundo, pero su epicentro se encuentra en Estados Unidos. Existe abundancia de sitios web y comunidades especializadas en sneakers como Nice Kicks, Complex Sneakers y Sneaker News. Este último medio creó un sitio que se llama Kicksfinder y consiste en una base de datos que reúne las fechas de salida de los próximos pares de tenis, el sitio web donde se pueden comprar, sus precios y tallas disponibles. 

En el 2024, con 61 años, el muchacho que revolucionó la cultura sneakerhead en 1985 está cerca de llegar a adulto mayor pero sus acciones dentro de la cancha no solo produjeron un impacto gigante en los fanáticos del baloncesto y de la moda streetwear, sino también en su billetera y en su apellido como valor de marca.

El de Carolina del Norte ganó $94 millones en los 16 años que jugó como profesional. Lo que ha logrado con la marca Nike es otro nivel. En el 2022 cobró un cheque por derechos personales con el que se desembolsó $255 millones. Esa cifra aumenta año tras año, dejando en claro que su impacto fue más allá del baloncesto, influyendo la forma de vestir de infinidad de personas. Así se normalizó el hecho de usar tenis de basket, no solo para jugar, sino también para fresear.   

Nota: en el curso de Periodismo Web II-2024 se debían utilizar 7 herramientas de visualización de contenido para el reportaje original aprobado por el docente Víctor Fernández en el curso Géneros Periodísticos, impartido en I-2024

Estudiante de Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo de la Universidad de Costa Rica. También estudiante de Ciencias Políticas en esa misma institución.

Apasionado del periodismo explicativo y analítico en temas relacionados con política. Me encanta explicar asuntos de forma fácil, sin tecnicismos ni complejidades.

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