En Costa Rica las tiendas y el consumo de ropa americana incrementó. Datos del Ministerio de Hacienda indican que la cantidad de patentes por la actividad económica “venta al por menor de ropa usada” aumentó de 214 en 2020 a 469 en 2023. Sin contar los muchos otros negocios informales que hay de este tipo.
Este auge generó la popularización de dinámicas de consumo, la creación de personalidades en Internet y hasta una alternativa económica para muchos emprendedores, logrando que en la actualidad gran cantidad de costarricenses se vistan con ropa americana y no les de pena decirlo.
Este tipo de negocios se pueden ralizar sin la necesidad de contar con un amplio capital, por lo que basta con caminar unas pocas cuadras en el centro de cualquier cabecera de cantón, para toparnos con una tienda de ropa americana.
En la actualidad hay de distintos tipos, podemos encontrar desde las “boutique”, en las que predominan las prendas de marcas como Nike, Adidas y Forever 21; las “americanas”, con una amplia variedad de cajones y “piscinas” con atuendos que van desde los 500 colones hasta promociones de 10 por 10.000 mil, y las estilo “virtual” que ofrecen ropa seleccionada y modificada según los gustos del cliente.
Al igual que las tiendas, las importaciones de toneladas de ropa de segunda mano crecieron significativamente. Según la Dirección General de Aduanas en el 2020 el país importó cerca de 6.000 toneladas de prendas usadas, cantidad que aumentó en 2023 a 17.000 toneladas importadas.
La compañía Garson & Shaw es una de las muchas que exportan este tipo de ropa al país desde Atlanta, EE.UU, a través de dos procesos. Su vocera, Themis Toache, mencionó que la primera categoría de exportación es la de “ropa credencial” conocida comúnmente como ropa americana o pacas.
Las pacas son un conjunto de prendas de vestir usadas que se agrupan para ser vendidas en grandes cantidades. En este caso, una de sus particularidades es que la ropa no es intervenida por la compañía, no la clasifican y seleccionan, por lo que los clientes tienen la certeza de que en dichas pacas podrán encontrar prendas valiosas.
El primer paso del proceso es la recolección de ropa usada en Estados Unidos por parte de organizaciones caritativas y compañías comerciales, las cuales poseen cajas ubicadas en puestos de recolección, en las que las personas donan la ropa que ya no les sirve. Estas prendas son colocadas en bolsas de plástico hasta llenarse y luego son transportadas por camiones a las diferentes compañías de distribución para ser empacadas y prensadas en pacas.
El segundo proceso de exportación de ropa es el de tipo “clasificada”, la cual viene de varios países de Europa. En este caso sí hay una previa clasificación y selección por parte de trabajadores de la compañía que separan las prendas según filtros como calidad, temporada climática, género y edad. Este proceso responde a la demanda de los clientes sobre las prendas que deseen adquirir.
En Costa Rica este tipo de ropa se compara a la etiquetada en las tiendas americanas como “premium”. Estas prendas tienen un alto valor comparadas a las que encontramos en los percheros, “piscinas” y cajones tradicionales.
A partir de estos dos procesos, la ropa americana queda lista para ser exportada a países de Centroamérica en una travesía de cerca de 2.600 kilómetros.
Para la socióloga Alejandra Ramírez el consumo de ropa americana se analiza desde dos vertientes: una política y una estética. Por un lado, la primer vertiente se enfoca en la conciencia ambiental sobre el consumo de la ropa y la producción textil. Según la socióloga, las personas piensan desde la idea del reciclaje y la reutilización, para disminuir el consumo.
Por otro lado, Ramírez menciona que la segunda vertiente “tiene que ver más con este tipo de corrientes de moda como la urbana o recientemente la aesthetic”, las cuales recaen sobre la idea de utilizar modas antiguas.
Asimismo, debido a las redes sociales se popularizan tendencias como el “thrifting”, término referente a la práctica de comprar objetos de segunda, que influyen en la población juvenil para que consuma este tipo de ropa.
En la actualidad, existen personalidades del internet que promueven este tipo de consumo. Una de ellas es Galaxy Muse (Diancy Alanis), comunicadora y asesora de imagen, experta en ropa americana, quien promueve una moda moda sostenible a través del internet.
Para la comunicadora, las redes sociales romantizan el comprar ropa en tiendas americanas, demostrando que no hay nada malo en acceder a este tipo de prendas y que, por el contrario, son una buena opción para verstirse bien y ayudar al medio ambiente.
“Siento que las redes sociales abrieron un espacio para tener una conversación de que no hay nada malo en ponerse ropa de segunda”
Galaxy Muse
Define los atuendos: Preparar una lista ayuda a enfocarse en lo que realmente quieres comprar y evita las compras impulsivas, ahorrando tiempo y dinero.
Inspecciona las prendas: Revisa las costuras, botones, cremalleras y busca posibles manchas o desgastes, para así verificar que las prendas estén en buen estado.
Prueba la ropa: Las tallas varían según marcas y estilos, así que probarse las prendas es esencial para asegurar que es la correcta.
Lava la ropa: Este último consejo es clave para la higiene. Lavar las prendas ayuda a eliminar olores y polvo, que podrían causar alergías e incomodidad.
Nota: en el curso de Periodismo Web se practicaron herramientas de visualización con el reportaje original aprobado por el docente Víctor Fernández en el curso Géneros Periodísticos, impartido en I-2024
Periodista. Interesado en las historias que dejan huella. Actualmente, escribo sobre política y nacionales.